Investigadora del Instituto Politécnico Nacional (IPN) desarrolló un prototipo que aplica luz ultravioleta a diversos tipos de semillas, para evitar la proliferación de hongos.
Investigadora del Instituto Politécnico Nacional (IPN) desarrolló un prototipo que aplica luz ultravioleta a diversos tipos de semillas, para evitar la proliferación de hongos.
Los microrganismos dejan de multiplicarse al ser sometidos a una intensa radiación solar, por lo que la especialista Claudia Hernández Aguilar, de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME), Unidad Zacatenco, trabajó en esta tecnología que será a bajo costo.
La experta identificó la longitud de onda para que la radiación ultravioleta de onda corta (UVC), dotada de una gran cantidad de energía, cause daño al ácido desoxirribonucleico (ADN) de los microrganismos en las semillas. La cantidad sería suficiente para aniquilarlos.
En un comunicado de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), la especialista en métodos físicos aplicados a la agricultura, alimentación y medicina explicó que esta tecnología disminuye la presencia de hongos, lo que tendrá un impacto ecológico al disminuir el uso de agroquímicos que afectan la salud y producen contaminación del agua y suelo.
Claudia Hernández explicó que en la técnica para la destrucción de microorganismos a través de radiación UVC, toman en cuenta dosis, tiempo de exposición, energía irradiada, regímenes aplicados y las características de las semillas.
Informó que realizan pruebas de aplicación de este prototipo con extensionistas de campesinos de Amecameca, Estado de México. Detalló que la luz UVC se emite en la longitud de onda de 254 nanómetros, y que hasta el momento los niveles de esterilización “son bastante buenos.”
“Este es un primer modelo que ya está funcionando y al que se le podrían hacer modificaciones una vez que se identifiquen las necesidades de los campesinos”, dijo la investigadora.
Además, la especialista señaló que el uso de la luz UVC mejora la calidad sanitaria, aunque destacó que se realizarán más investigaciones porque también existen reportes de modificaciones en la calidad fisiológica de semillas.
“Nos hemos tardado en encontrar los parámetros óptimos de irradiación, debido a que cada variedad con sus respectivas características, responde de diferente manera. Para llegar a una aplicación debe generarse conocimiento que permita convencer al agricultor, con la suficiente evidencia, porque una mala decisión podría implicar pérdidas”, resaltó.
La científica agregó que se requiere tener cada vez mayor evidencia de la mejora que es posible obtener, y demostrar que hay un beneficio real; por tanto, es fundamental trabajar de manera permanente con los campesinos como lo establece la visión transdisciplinaria.
Actualmente, la doctora en comunicaciones y electrónica junto con sus colaboradores se encuentran en la etapa de documentación de este proceso, para luego seguir con los trámites necesarios para evaluar si el prototipo lo registran como modelo de utilidad o como patente.
Fuente: Diario de Yucatán